Una jueza ha condenado a la pareja a sendas penas de ocho años de cárcel por delitos de descubrimiento y revelación de secretos. Los acusados, un hombre portugués y una mujer boliviana, deberán indemnizar a las seis víctimas en la suma total de 23.000 euros por los daños morales y las secuelas. Los perjudicados recibirán entre 1.000 y 6.000 euros.
La sentencia recoge que la pareja aprovechó que compartía piso con otras personas a las que subarrendaban las habitaciones de dos viviendas situadas en la plaza Jorge Luis Borges y en la calle Isidoro Antillón. Los procesados instalaron cámaras espía en un baño que solo utilizaban las perjudicadas y en las habitaciones sin su conocimiento ni su consentimiento.
Las fotos y vídeos grabados los almacenaban en distintas carpetas de su ordenador, algunas ocultas, con las iniciales del nombre de las perjudicadas sin que conste que difundieran los archivos. Una de las inquilinas detectó una de las cámaras y se lo comentó al hombre, que le dijo que se trataba de un amplicifacador de la señal wifi.
La Policía Nacional abrió una investigación tras tener conocimiento de que estaban grabando a sus inquilinas y detuvo al hombre. Los agentes consiguieron recuperar un total de 433 vídeos realizados con las cámaras espía.
El acusado reconoció en el juicio que los dispositivos de grabación eran suyos y desvinculó a su novia. La mujer declaró que no sabía absolutamente nada de la instalación de las cámaras ocultas, pero un mensaje de voz que envió a una de las víctimas la incriminó:
–Nosotros las hemos comprado... yo también las enchufaba....
Fuente: Ultima Hora