Las cámaras tenían que reaccionar ante la supresión de las cuotas obligatorias, y la de Valencia es una de las primeras en ajustarse a la realidad. El pleno conoció hace dos días que habrá un plan de bajas incentivadas bastante generoso con el que espera reducir un 40% la masa salarial.
No puede plantear un ERE, al menos para los que entraron antes de 1993, cuyo estatus lo impide –ya lo intentó Virosque y tuvo que dar marcha atrás–, así que propone que se vayan con 45 días y con compensación extra para los mayores de 50 años. En esa situación están 63 de los 135 empleados de la Cámara.
Morata ha denominado a su estrategia plan de empresa, pero la realidad es que la Cámara no es una empresa y hay temas –como el laboral– en el que no hay flexibilidad. En sus planes entra el convenio con la Generalitat en el que habrá cometidos de la Administración que asumen las cámaras –algunos están duplicados– y que darán ingresos.
El Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat tiene previsto instalar nueve cámaras deseguridad nuevas en sus calles, que se sumarán a las que ya existen en la zona de discotecas del polígono Femades.
Leer más: L'Hospitalet instalará nuevas cámaras de seguridad en sus calles
En declaraciones a los periodistas tras la Junta Local de Seguridad, la alcaldesa, Núria Marín, ha explicado que estas cámaras se situarán en zonas de "mucha afluencia" y mucha actividad diaria y en algunos puntos de difícil acceso con vehículo, para permitir una vigilancia permanente.
Entre otros puntos, se colocarán en la Rambla Just Oliveras, en su confluencia con la plaza Lluís Companys, en la plaza Espanyola, en la plaza Llibertat y en la avenida Severo Ochoa, ha detallado la alcaldesa.
Los proyectos se deberán aprobar este mes de octubre en la comisión de control y seguimiento de la videovigilancia, y ya cuentan con el informe favorable de la Conselleria de Interior.
MÁS AGENTES
El conseller de Interior, Felip Puig, que ha asistido a la reunión de la Junta junto al director de los Mossos, Manel Prat, ha avanzado que de cara al mes de octubre se incorporarán a la comisaría de L'Hospitalet una decena de agentes de los Mossos d'Esquadra.
Los 248 diputados (el 70 por ciento del total) que causarán baja este lunes con la disolución de las Cortes cobrarán una indemnización por cese de actividad que ascenderá a casi dos meses de sueldo. Los 102 parlamentarios restantes seguirán en activo hasta la constitución de las nuevas Cámaras como miembros titulares y suplentes de la Diputación Permanente, el único órgano parlamentario que funciona en los periodos interlegislaturas.
Según el acuerdo alcanzado por la Mesa del Congreso, al que ha tenido acceso Europa Press, los diputados que dejen de serlo este lunes percibirán hasta ese día su sueldo de septiembre y también recibirán, en un pago único, la retribución correspondiente a 53 días de trabajo --los que median entre el día posterior a la publicación del decreto de convocatoria de elecciones y el día anterior a la votación--.
A los diputados se les ha dado la oportunidad de quedarse con los portátiles que tenían asignados previo pago de 100 euros. Los que no aprovechen esta oferta tendrán que devolverlos y si no lo hacen serán penalizados con el abono de 500 euros.
TRAS EL 20N, UNA TABLETA
Leer más: Los diputados que causan baja cobrarán casi dos meses de sueldo por indemnización
De acuerdo a un derecho de petición enviado al Gobierno Municipal, los residentes recuerdan los compromisos que pactaron en planes de seguridad para la zona, no obstante “los asaltos siguen, no hay control en este trayecto entre la autopista y la vía a Guatiguará”.
Afirman los afectados, que un grupos de sujetos suelen ocultarse en inmediaciones de un lote al parecer de propiedad privada el cual está abandonado y ha servido de escondedero para los malhechores que atacan a los transeúntes hurtándoles sus pertenencias.
Los residentes llamaron igualmente la atención del Municipio y la Policía Nacional a fin de que lleven a la zona el CAI móvil y generen acciones para la instalación de cámaras de seguridad.
FUENTE: www.vanguardia.com
Han pasado ya dos meses y medio desde la desaparición del Códice Calixtino del Arquivo de la catedral de Santiago. Por aquel entonces, la propia policía criticó que las medidas de seguridad que protegían la valiosa obra medieval "eran mínimas" aunque las autoridades eclesiásticas consideraron que la seguridad era la adecuada y que se mejoraría solo si el resultado de la investigación así lo aconsejaba.
Ese resultado parece que tendrá que esperar. Sin embargo, los responsables de la basílica han tomado nota y al menos intentarán salvaguardar los tesoros que les quedan en el Museo da Catedral –desde el que también se accede al Arquivo, aunque no esté abierto al público–, que abrió ayer sus puertas después de varios meses tras un profundo proceso de remodelación que costó 400 mil euros y que afectó a dos de sus plantas.
Aunque el principal objetivo de esta reforma incluida en el Plan Director de la Catedral, tal y como destacó ayer su director, Ramón Izquierdo, era crear un nuevo discurso museológico, centrado en contar al visitante la historia de la catedral a través de las piezas expuestas con un "fuerte sentido didáctico y pedagógico", de paso se ha aprovechado para reforzar los sistemas de seguridad.
Aunque dichas medidas ya existían, puesto que el museo disponía de sistemas de alarmas en los accesos –tanto puertas como ventanas–, se incrementó el número de cámaras que vigilan las obras expuestas y se instaló una sala de pantallas para poder supervisar, en tiempo real, las imágenes recibidas desde los dispositivos de grabación. Según Izquierdo, el Museo da Catedral no tiene nada que envidiar a sus homólogos: "En medidas de seguridad estamos a la altura de cualquier museo de nuestra categoría".
No obstante, cuando se produjo la sustracción del Códice Calixtino quedó de manifiesto que ninguna de las cámaras de vigilancia apuntaba a la sala donde se conservaba, bajo llave, el manuscrito del siglo XII, y que tampoco los responsables de salvaguardarlo supieron precisar con exactitud cuándo pudo tener lugar su sustracción. En aquel momento, expertos en obras medievales, como el editor Manuel Moleiro, recordaron las múltiples exigencias que debe superar cualquiera que desee acceder a una obra de semejantes características en algunas de las bibliotecas más importantes del mundo.