Al final, el Ayuntamiento de Madrid se ha decantado del lado de los gays en la polémica por las cámaras de vigilancia en Chueca. Los miembros de la asociación de vecinos del barrio y algunos comerciantes de la zona solicitaron la instalación de cámaras para disuadir a los alborotadores y reducir el consumo de alcohol y el trapicheo de drogas. Frente a estos vecinos se situó el colectivo homosexual, que rechazaba las cámaras alegando su derecho a la intimidad. El Consistorio se comprometió a estudiar la petición de los vecinos, pero finalmente ha descartado la ampliación de la videovigilancia a ningún área nueva de la capital.

"No está previsto ampliar el número de videocámaras en Centro, salvo que se produzca alguna variación sustancial en las condiciones de seguridaden alguna zona", manifestó ayer el coordinador general de Seguridad, Javier Conde, en una comisión municipal. Con estas palabras, cerraba la puerta a los deseos de los residentes de Chueca y hacía respirar con alivio a los defensores de la privacidad.

"Vamos a seguir insistiendo para que las instalen. Aquí hay unproblema de desorden público, robos, trapicheo de drogas, peleas y conflictos", explicaba ayer el presidente de la Asociación de Vecinos de Chueca, Esteban Benito. Por su parte, el colectivo gay Cogam niega que las cámaras sean la solución: "Es cierto que el barrio se está degradando, pero no se puede instalar un Estado policial que lo controle todo. Antes hay que tomar otras medidas, empezando por más limpieza", apuntó el presidente de Cogam, Agustín López.

Más de 500 actuaciones

Mientras, los barrios donde ya funciona la videovigilancia son ahora "más seguros", según los datos facilitados por el área de Seguridad. Las llamadas a la Policía Municipal por parte de vecinos de la zona de Ballesta, la Plaza Mayor, el entorno de Montera y Lavapiés han disminuido un 18% desde que se instaló el dispositivo. "Parece que el sistema funciona donde es necesario por problemas de seguridad", señaló Conde. Además, durante el mes de agosto, la Policía pudo intervenir contra delincuentes en 501 ocasiones tras la observación de las imágenes.

La última medida del Ayuntamiento contra la degradación en el centro ha sido la instalación de quioscos en la plaza de los cines Luna, Vázquez de Mella y Jacinto Benavente. Con estas terrazas pretendían "revitalizar" la zona y ahuyentar a los camellos, los proxenetas y las personas que consumen alcohol. Sin embargo, Patricia García, edil de UPyD, criticó ayer que estos quioscos "no terminan ni con el trapicheo ni con el botellón, pero sí han quitado espacio para los juegos infantiles".

FUENTE: www.20minutos.es