Los trabajadores del funicular de Artxanda se encontraron ayer con una desagradable sorpresa. Uno de los coches apareció cubierto de pintadas en uno de sus laterales. Al parecer, varios desconocidos consiguieron burlar las medidas de seguridad de las instalaciones durante la madrugada y accedieron a su interior. El Consistorio de Bilbao, que a mediodía ya había solucionado los desperfectos, decidió ayer por la tarde instalar cámaras de seguridad en la estación superior «para evitar futuros incidentes».
La huella de los vándalos no permaneció en las unidades mucho tiempo. Una brigada de mantenimiento se afanó durante «más de cuatro horas» en retirar las pintadas. «Quisimos borrarlas cuanto antes para que los autores del ataque no pudieran presumir de su fechoría», manifestó uno de los encargados de mantenimiento de la compañía. A pesar de que los operarios estuvieron durante buena parte de la mañana trabajando con «disolventes y otros químicos» para dejar impoluta la unidad, el servicio no se llegó a interrumpir en ningún momento. «Se ha realizado la operación en los descansos de siete minutos entre trayecto y trayecto», explicaron portavoces municipales.
No es la primera vez que los gamberros la toman con el funicular. Hace dos años, consiguieron acceder a las instalaciones y estampar su firma en los vagones. En aquella ocasión, fue necesario pintar de nuevo la carrocería de los trenes. El Consistorio tomó buena nota y decidió instalar sensores de movimiento, al tiempo que vallaba el tramo superior para evitar la entrada de intrusos. Además, hace seis meses la sociedad municipal que explota el servicio blindó el apeadero de Artxanda con una verja de acero. «Alguna vez nos han intentado entrar a robar, pero las instalaciones están bien protegidas», aseguró uno de los responsables. Lo cierto es que hasta ayer el servicio sólo contaba con cámaras de seguridad en la estación de la plaza de Castaños. Para subsanar este problema y para prevenir nuevos ataques, el Ayuntamiento ha decidido instalar videovigilancia en la estación superior.
FUENTE: www.elcorreo.com