Los lugares seleccionados para el robo eran principalmente naves situadas en polígonos industriales. Durante la noche, tras inutilizar los sistemas de alarma y valiéndose de palanquetas, mazas, martillos o percutores hacían butrones en paredes o techos accediendo al interior de las empresas seleccionadas. En otras ocasiones entraban forzando puertas o ventanas, apropiándose del dinero existente en cajas de seguridad, máquinas registradoras u otros objetos de valor. Los polígonos se han convertido en el territorio preferido de los cacos.
Setenta naves industriales han sido desvalijadas durante el pasado año, en cuatro polígonos del municipio: Tubacero, Los Camachos, Cabezo Beaza y La Palma. En la mayoría de los casos los delitos fueron perpetrados por bandas organizadas, según fuentes policiales. El único que se ha salvado de las garras de los amigos de lo ajeno ha sido el del Valle de Escombreras.
El más castigado por los atracadores fue el polígono industrial Tubacero, compuesto por unas 40 empresas y ubicado en la carretera de La Unión. Allí, cuenta el presidente de los empresarios, José Padilla, robaron en treinta ocasiones. En 2009 sólo hubo media docena de robos. Pero este año se han cebado. Sólo en su nave, entraron siete veces. «Eran siempre los mismos. Lo sabemos porque los tenemos grabados en las cámara de seguridad. Pero nunca los detuvieron», dice este empresario.
Almacenes diseminadas
Maderas Asuar fue la última nave que desvalijaron. Se llevaron casi 80.000 euros, pero también entraron en Properti, Perfilacero o en una fábrica de mármoles, y así hasta en una treintena. «No tenemos seguridad, porque la ley no nos lo permite. El polígono tiene naves muy diseminadas y la normativa impide que los vigilantes de seguridad tengan que salir a la carretera durante su jornada. No podemos permitir pagar cada uno la nuestra», explicó José Padilla.
Su única esperanza es que desde al Delegación del Gobierno, a quien se lo han pedido en varias ocasiones, mande más efectivos de la Guardia Civil a patrullar el lugar.
Otro polígono también castigado fue Los Camachos. Allí, según el presidente de la Entidad de Conservación, Antonio Betancor, hubo una veintena de robos. «En 2010 han entrado a casi todas las naves de la zona. Creo que no se ha librado ninguna. A la mía [Flaykitchen] entraron y se llevaron 60.000 euros, que junto a los destrozos que provocaron, las pérdidas ascendieron a más de 100.000 euros», asegura.
Los empresarios, hartos de que los ladrones les destrozaran las naves, contrataron una empresa de seguridad. A principios de año, emplearon a una pareja, pero al final y con el aumento de los delitos colocaron a ocho personas que ahora vigilan día y noche las parcelas. Además están instalando, por todo el polígono, cámaras de seguridad, que les cuestan más de 100.000 euros. «Con la empresa de seguridad y las cámaras nos gastaremos este año cerca de 400.000 euros», señala.
También entraron a Metal Mecánica y Basculantes Ureña entre otras. Junta a José Padilla, Antonio Betancor coincide en que se trata de «gente especializada, porque siempre actúan de la misma forma. Rompen los sistemas de seguridad y entran, bien por el tejado, la pared haciendo un butrón o por ventanas y puertas». Al igual que en Tubacero, en este polígono es difícil hacer balance de la cuantía de dinero que han robado, así como de los destrozos provocados.
Vigilancia durante 24 horas
Cabezo Beaza fue el primero de los polígonos en ser víctima de los atracadores. Los robos comenzaron en 2008 y 2009. En ambos ejercicios los empresarios contabilizaron casi cuarenta robos. Por eso se pusieron manos a la obra y contrataron una empresa de seguridad que rastrea durante las 24 horas del día el polígono. Además pusieron cámaras de vigilancia, pero a pesar de ello, durante el 2010 sufrieron una decena de hurtos, en tan sólo 15 días.
«El mes de marzo fue nefasto, pero desde entonces no han vuelto a entrar. Pero ahora tenemos miedo. Hace un par de años comenzaron en Tubacero y siguieron por aquí. En las últimas semana ha robado en ese polígono, por eso nos pondremos alerta», dijo el responsable del departamento de seguridad de la Asociación de Empresarios de la zona industrial, Ángel Lorente. En los atracos calculan que se llevaron más de 50.000 euros, a lo que hay que sumar los destrozos.
Escombreras se salva
En el polígono de La Palma, los cacos han sido más permisivos. Allí apenas han entrado en media docena de naves. El presidente de los empresarios, Aniceto Martínez, dice que a la seguridad privada que tienen se les suma patrullas de la Guardia Civil que «muy a menudo se pasan por allí». Ahora están instalando cámaras de vigilancia para extremar la seguridad, ante la oleada de robos en otras zonas industriales.
Los que sí han tenido más suerte son los empresarios del Valle de Escombreras. Según explicó un portavoz de la Asociación, aquellas se rigen por una legislación estatal de seguridad muy rígida que les obliga a extremar la vigilancia. Además son industrias que trabajan día y noche y así es más complicado asaltarlas.
Los empresarios sólo quieren que la Guardia Civil aumente su presencia para conseguir de una vez por todas que los polígonos dejen de ser territorio de los cacos.
FUENTE: www.laverdad.es