Peleas, droga, robos y prostitución. El intercambiador de Santa Cruz no es un lugar seguro tal y como lo sentencian los sindicatos de la compañía de guaguas Titsa y usuarios de este transporte. La agresión por arma blanca que sufrió un menor el sábado por la noche ha sido la gota que ha colmado el vaso. Denuncian que de la seguridad privada de la estación sólo se encargue una persona y que la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía que se halla en el lugar "está siempre cerrada". Intersindical Canaria y UGT, así como numerosos vecinos, exigen que la empresa tome medidas urgentes y que no espere a que haya más agresiones y ocurra una desgracia mayor.
Los sindicatos explican que ya llevan bastante tiempo reclamando a Titsa más seguridad y que no han obtenido respuesta. Cuentan que el intercambiador se ha convertido en el escenario de peleas. En este sentido, el fin de semana pasado más de cien jóvenes quedaron para protagonizar una acción violenta en la estación. En contraste, otros eligen el lugar para intercambios amorosos y sexo de pago. "Los baños y otras zonas son el punto de encuentro en el que quedan homosexuales para mantener sus relaciones. Pero también acuden bisexuales y heterosexuales, y se ejerce la prostitución. Y lo peor de todo es que se ve a demasiada gente joven metida en esto", destacan.
Jesús Rodríguez, del sindicato UGT, comenta que también acuden a dormir a la estación indigentes. "La empresa debe actuar inmediatamente. La situación ya es grave y no se puede esperar más. Elaboraremos un escrito que entregaremos a los responsables de la compañía", indica Rodríguez.
Intersindical Canaria, por su parte, se ha reunido para redactar un documento que entregarán a Titsa denunciando la falta de seguridad que sufre el intercambiador de Santa Cruz. El portavoz de este sindicato, Virgilio Gómez, explica que los fines de semana la situación empeora y que no es lógico que solo una persona se encargue de vigilar las tres plantas y el parking de la estación.
"El viernes un joven se metió en las instalaciones con un pit bull y el vigilante al que le tocaba el turno le comunicó amablemente que allí no podía estar. El chico le dijo al perro que le mordiera y el vigilante tuvo que salir corriendo sin tener a nadie que le ayudara", relata Gómez. Y añade que éste es sólo uno más de los incidentes que se producen en el intercambiador. El portavoz de Intersindical en Titsa también cuenta que el personal de limpieza se encuentra en los baños casi todos los días muestras de que allí se han estado drogando, entre otros actos.
Gómez declara que hace falta más vigilancia privada, más cámaras funcionando y que la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía que se encuentra en la estación "abra, pues está todo el día cerrada". El portavoz de Intersindical apunta que, aunque "el hall cierra a las diez de la noche o a las once, el resto de las instalaciones permanecen abiertas las 24 horas, y aquí sólo hay un segurita".
Loli Rodríguez y Conchi Martín, pasajeras habituales de guagua, han sido testigos de varios robos que se han producido en la estación. "Se ponen hacer la cola como un pasajero más, sobre todo en las guaguas que van al Sur, y descaradamente roban carteras, bolsos y lo que sea. El problema es que sólo hay un chico que vigila y nunca vemos a policía alguna", comentan.
Además, señalan estas vecinas, "nosotros venimos de Güímar muy tempranito y nos da auténtico miedo el intercambiador. Se nos mete alguien en el ascensor y no hay nadie que nos ayude. Además, se ve a gente muy rara".
César García, conductor de Titsa, reconoce que las trabajadoras de la compañía también sienten miedo. "Sobre todo cuando amanece, pues nos tropezamos con personas borrachas, que están mal de la cabeza... Y no hay sino un vigilante", sentencia.
Por su parte, la empresa Titsa, que pertenece al Cabildo, quiere dejar claro que la seguridad en sus instalaciones es la adecuada. Aclara que "el lamentable suceso ocurrido este fin de semana en el intercambiador se trata de un problema de seguridad ciudadana, que es competencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y del que la compañía de transportes no es responsable".
Esfuerzo
De todas formas, el director de Calidad y Medio Ambiente de Titsa, Manuel Franco, destaca que Titsa realiza un importante esfuerzo en la seguridad privada del recinto, invirtiendo cada año 600.000 euros. Este dinero se gasta tanto en vigilancia presencial como en vigilancia a través de otros métodos, como, por ejemplo, la puesta en marcha de un circuito cerrado de videocámaras que controla toda la estación. Además, dice que no es cierto que sólo haya un vigilante, a pesar de que sindicatos, usuarios y hasta los propios vigilantes que realizan los turnos se quejen de que sólo una persona se encargue de velar por todas las instalaciones. Franco comenta que no puede hacer público el número de operarios contratados para garantizar la seguridad del intercambiador.
También, y a pesar de que sindicatos, usuarios y los vigilantes aseguren que la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía está cerrada todo el día, el director de Calidad y Medio Ambiente de Titsa destaca que la seguridad del recinto se ve reforzada por esta comisaría. Asimismo, Manuel Franco garantiza que la compañía cuenta con las mismas medidas que hace siete años, es decir, "no se ha producido reducción alguna en el personal", aunque los sindicatos aseguran que antes había más vigilancia.
En definitiva, Titsa subraya que el intercambiador de Santa Cruz es totalmente seguro y que lo ocurrido el pasado fin de semana, cuando apuñalaron al menor, se debe "a un choque fortuito entre dos personas, en el que la empresa actuó con la máxima diligencia".
FUENTE: www.laopinion.es