La mayor presencia policial no parece haber frenado los actos violentos en las zonas de ocio de la ciudad

El incremento de la presencia policial en las zonas de ocio y el proyecto de colocar cámaras de videovigilancia no son suficientes para la Asociación Cívica Burgalesa, que demanda actuaciones globales de prevención de la violencia juvenil y la creación de una oficina de atención a las víctimas.

Iván, Jonhatan, Aitor y, el último, un joven búlgaro de 26 años, son los nombres de las víctimas mortales de la violencia juvenil en Burgos en los últimos años. Además, a sus 18 años, Sergio Izquierdo lleva ingresado en coma desde la pasada Navidad tras recibir una paliza en la zona de bares de las Llanas. Sus familiares y amigos, junto a la Asociación Cívica Burgalesa, salieron de nuevo a la calle esta semana para recordarles y pedir medidas contra la violencia.

El alcalde Javier Lacalle se sumó a la manifestación y reiteró su intención de reunirse con los colectivos creados contra la violencia juvenil para buscar soluciones. De momento, el Ayuntamiento ya está ultimando el proyecto para solicitar a la Delegación del Gobierno en Castilla y León la colocación de cámaras de videovigilancia en las zonas de ocio.

Además, la Junta de Seguridad Local, en la que participan el consistorio y la Subdelegación del Gobierno, gestiona desde hace más de un año un operativo especial que ha incrementado la presencia policial en las zonas de ocio durante los fines de semana. La subdelegada Berta Tricio reconoce que «no puede ponerse un policía en cada bar», pero este operativo ha reducido el tiempo de respuesta de las fuerzas de seguridad ante cualquier situación de emergencia.

Oficina para las víctimas

Para la Asociación Cívico Burgalesa estas medidas no son suficientes. Luis Martínez, que está coordinando las actuaciones de los amigos y familiares de Sergio Izquierdo, reivindica una mayor implicación de las administraciones y, entre otras cosas, demandan una oficina de atención a las víctimas de la violencia juvenil.

Martínez considera que las estadísticas sobre estos casos es «irreal» porque en la mayoría de las ocasiones no se denuncia porque «los jóvenes no saben qué hacer, a dónde ir... y no reciben ninguna información, ni atención». Cree que con una oficina específica se podrían gestionar estos temas, ofrecer asesoramiento y obtener una visión real de la noche burgalesa.

Además, el caso de Sergio Izquierdo ha puesto de relieve la situación en la que quedan las familias de las víctimas de violencia juvenil. Martínez explica que «cuando se trata de víctimas de accidente de tráfico paga el seguro pero, en estos casos, la familia no recibe ninguna aportación porque los agresores, si son juzgados, se declaran insolventes».

Por eso, junto a los actos de recuerdo y reivindicación como la concentración celebrada esta semana, los familiares y amigos de Sergio Izquierdo anuncian que realizarán otras actividades solidarias, como la recogida de tapones de plástico que ha iniciado el Colegio Maristas, con el objetivo de recaudar fondos que contribuyan a facilitar la recuperación del joven.

FUENTE: www.abc.es