Pip, pip, pip… Las puertas del metro se cierran en la estación de la L-5 de Virrei Amat. La gente va y viene por el andén sin reparar en los detalles: azulejos de Valencia gris en las paredes, suelo de panot--como una prolongación de la acera-- y techo con vuelta y nervadura pintado de blanco. Han pasado los años, se han incorporado máquinas de billetes y cámaras de videovigilancia, pero la decoración parece haber quedado anclada en el tiempo, en un intento de recordar que Virrei Amat es la estación de metro más antigua de Nou Barris.
El ramal del Metro Transversal entre Sagrera y Vilapicina, denominado Línea II (origen de la actual L-5), se inauguró el 21 de julio de 1959 con cinco estaciones: Sagrera, Congrés, Maragall, Virrei Amat y Vilapicina. Era la primera línea que se hacía en Barcelona desde los años 20, con una prolongación ocho años más tarde, hasta Horta. «Este tramo de ancho de vía internacional (1,435 metros) y 2,2 kilómetros de longitud fue el primer metro automatizado del mundo», destaca el historiador Ricard Fernández.
En 1960 se instaló en este tramo un sistema de conducción automática de los trenes - Automatic Train Operation (ATO), basado en el uso de células fotovoltáicas--, que se convirtió en una primera aplicación a nivel mundial para una línea de ferrocarril metropolitano. El tramo funcionó automáticamente hasta 1970, cuando dejó de ser Línea II y se integró en la L-5.
Hasta entonces, lo más antiguo que tenía la estación era el personaje que le daba nombre: Virrei Amat. Manuel Amat i Junyent (1704-1782), hijo de una familia noble, fue gobernador de Chile (1755-1761) y virrey de Perú (1761-1776). Al acabar su mandato, regresó a Barcelona, donde se casó a los 73 años.
Modernidad o antigüedad aparte, la estación de Virrei Amat tuvo gran repercusión en el barrio por otro motivo. «El nuevo tramo supuso la llegada de un medio de transporte de gran capacidad, rápido y económico a un barrio de clase obrera en progresivo crecimiento», explica Fernández. Años más tarde, la estación fue el escenario del capítulo más grave de la historia del metro de Barcelona: el 30 de octubre de 1975 dos trenes colisionaron en Virrei Amat. Murieron dos personas y otras 80 resultaron heridas.
Durante algún tiempo, se estimó la posibilidad de hacer una estación del mismo nombre entre Maragall y Llucmajor (L-4), con correspondencia con la actual parada de Virrei Amat de la L-5. Se trataba de salvar la distancia que separa ambas estaciones -1,6 kilómentros frente a la media de 650 metros en el resto de la red --. La opción quedó descartada en el 2008. «Es una lástima. Hace más de 20 años que se está pidiendo este intercambiador. Dicen que un túnel tan largo es un peligro», afirma Ildefonso Mejías, vecino de la zona.
Descartada esta posibilidad, a los vecinos de Nou Barris ya solo les queda esperar que se lleve a cabo el proyecto de remodelación de la estación, que prevé un nuevo vestíbulo y la instalación de un ascensor. Próxima estación: Virrei Amat.
FUENTE: www.elperiodico.com