Jorge Muñiz regenta una tienda de frutas y productos de la huerta en la calle Pérez de Ayala, una de las vías peatonales con cámaras de videovigilancia. Desde que conoció la medida prohibitiva teme las consecuencias de no poder estacionar delante de su establecimiento. 

«Muchos de mis clientes vienen en coche a comprar varios sacos de patatas o bolsas de naranjas que, lógicamente, pesan mucho. Ahora no sé si volverán porque tendrían que dejar el vehículo bastante lejos», explica Muñiz. 

Con tan sólo un día de puesta en marcha del plan de protección de las calles peatonales, Muñiz no ha notado un efecto negativo en la caja: «Todavía es pronto para decir que me está afectando, pero es probable que pierda parte de mi clientela fija. Gente que viene de lejos y hace buena compra. También habrá que ver si se cumple o no la tramitación de las multas».

FUENTE: www.lne.es