En el último año y medio, el Ayuntamiento de Pamplona ha incrementado el número de cámaras de seguridad de la ciudad en más de un 10 por ciento. Desde que se implantaran las primeras en 1990, los aparatos de videovigilancia, cuyo coste por unidad ronda los 10.000 euros, suman ya un centenar. De las once últimas en instalarse, seis se encuentran en la Milagrosa; una en la calle de Río Arga, en la zona de la Rochapea donde se ubican las barracas en San Fermín; tres en los túneles peatonales de San Jorge, Berriozar y Buztintxuri; y una más junto a la pasarela del Labrit y el ascensor de la Media Luna. Luego están las que vigilan el perímetro de seguridad de los edificios públicos, bancos, etc.

El Centro de Coordinación Operativa (CECOP) de la Policía Municipal, desde el que también se monitorizan las comunicaciones "en malla" de los 40 agentes desplegados en cada turno de ocho horas, controla todas las cámaras de la capital navarra. La mayoría de ellas posee gran angular, visión de 360 grados y un potente zoom que multiplica por ocho la capacidad de aproximación a un punto concreto, pero que "sólo suele usarse cuando hay que analizar un incidente concreto". De ellas,el 80 por ciento se emplea para supervisar el tráfico de la ciudad y el 20 por ciento restante, para seguridad. Éstas últimas se ubican principalmente en aquellas zonas donde los fines de semana se pueden producir aglomeraciones de madrugada, como la avenida de Bayona o la plaza de San Francisco, o en otras especialmente conflictivas como el patinódromo de San Jorge, donde "han ayudado a esclarecer bastantes peleas, porque además sirven para dar instrucciones a los agentes sobre la ruta de huida de los delincuentes".

 

LAS CÁMARAS GRABAN TODO EL DÍA

 

Desde un total de ocho pantallas, la Policía Municipal mantiene monitorizadas 16 cámaras al mismo tiempo, aunque todas graban durante las 24 horas del día. "No se visualizan las cien a la vez, pero graban todo. Y cuando hay un incidente se revisan las cintas. Continuamente ayudan a esclarecer sucesos o accidentes de tráfico y sirven como prueba judicial. También las empleamos para supervisar actos importantes", explican agentes del CECOP, que no evitan pronunciarse sobre la posible intromisión a la intimidad que supone este método de vigilancia.

"Para que el ciudadano pueda andar más tranquilo hay que dar seguridad y eso no sólo se hace poniendo más policías en la calle, sino también con cámaras que ayuden a evitar la proliferación de zonas degradadas. Sí chocan un poco con la intimidad, pero aquí no se accede a espacios privados, sólo a públicos. De hecho, en la calle Mayor un vecino reclamó que se modificara el ángulo de visión porque su casa se veía demasiado cerca con la cámara y se corrigió para no enfocarle. El ciudadano no va pensando en las cámaras, salvo el que va a delinquir", apuntan varios agentes.

FUENTE: www.diariodenavarra.es