El Ayuntamiento de Tarragona apuesta por la videovigilancia. Pese a que inicialmente el alcalde Josep Fèlix Ballesteros (PSC) era contrario a la instalación de cámaras en las calles de la ciudad, el Consistorio tiene previsto ubicar un total de 40 aparatos  por el término municipal a lo largo de este mismo año.

Así lo confirmó al Diari el concejal de Seguretat Ciutadana, Carles Castillo (PSC), quien añadió que las zonas donde se situarán será en la Part Baixa, el Port Esportiu y las entradas de las urbanizaciones de Llevant. «Las cámaras no son la panacea y, lógicamente, deben ir acompañadas de una mayor presencia policial. Personalmente, no soy partidario de llenar las calles de aparatos, pero es una opción y seremos rigurosos y restrictivos», manifestó el representante del ejecutivo local.

La prioridad: La Part Baixa

La zona de la ciudad que lleva más tiempo reivindicando la instalación de la videovigilancia es la Part Baixa. Sobre ello, Castillo manifestó que la corporación local ya ha enviado la propuesta a la conselleria de Interior de la Generalitat de Catalunya para que ésta lo revise y, si lo ve con buenos ojos, lo envíe a la Comissió de Videovigilància de Catalunya, un órgano donde están representados los jueces y el Tribunal Superior de Justícia.

«Hemos aceptado en un 99% el proyecto que nos presentaron los vecinos. Nos hemos adaptado a las exigencias que nos pusieron sobre la mesa», explicaba ayer el responsable municipal. Según la corporación local, cada día transitan por la zona unas 9.000 personas así como unos 3.000 vehículos.

En la zona cercana al puerto se instalarán 24 cámaras, que se encontrarán entre la calle Apodaca y la estación de trenes, donde según los datos que maneja la Guàrdia Urbana se recibe el 10% de las denuncias anuales. La inversión que se llevará a cabo ascenderá a unos 300.000 euros.

«En esas calles se han detectado problemas de convivencia, sobre todo durante los fines de semana. Es un punto negro», comentaba el máximo responsable político de la Guàrdia Urbana, quien espera que los aparatos puedan empezar a funcionar «a lo largo de este 2011».

El anuncio fue bien recibido por parte de los vecinos, quienes llevan reclamando un aumento de la seguridad desde hace años. «Creemos que será una medida que nos irá muy bien. Actualmente casi que no hay vigilancia, y la puesta en marcha de las cámaras se complementará con la presencia diaria de una pareja de la Policía Local», manifestaba ayer el presidente de la Associació de Veïns del Port, José Ruiz, quien indicaba que durante las noches de los jueves, viernes y sábados «se producen destrozos de retrovisores, escándalos públicos y gamberrismo» en la zona cercana al puerto.

Las cámaras se distribuirán de la siguiente forma: tres en la calle Apodaca; dos en las calles Orosi, Cartagena, Sant Magí, Rebolledo, Pau del Protectorat, Unió y Plaça dels Carros; y una en las calles Reial, Anselm Clavé, Comerç, Plaça de la Pedrera, Barcelona, Arquitecte Rovira y en las escaleras del Palau Firal. Los aparatos se situarán tanto en farolas como en fachadas de edificios, y su altura oscilará entre los 3 y los 6,5 metros.

El periodo de conservación de las grabaciones será de cuatro días y no dispondrán de sonido.

Según el documento presentado a la Comissió de Videovigilància, las cámaras funcionarán los jueves, viernes y sábados desde las diez de la noche hasta las siete de la mañana. También estarán operativas las vigilias de festivos.

Diez en el Port Esportiu

Carles Castillo manifestó que otro de los focos abiertos por parte del Consistorio es la zona del Port Esportiu. «Desde hace tiempo estamos negociando instalar unas diez cámaras por los pasillos del interior», aseguró el responsable municipal, quien se muestra «convencido» de que esta medida, junto a una mayor presencia de los cuerpos de seguridad «pueden ayudar a recuperar la zona natural de fiesta de la ciudad».

«Debemos lograr que la gente vuelva a sentirse segura cuando baja al Port», indicó Castillo quien considera, sin embargo, que «en paralelo se debe trabajar para dignificar los locales. Hay empresarios que sí que están por la labor y que mantienen viva la zona, pero hay otros a los que debemos controlar y, si es necesario, atacar». El político tarraconense aseguró que la implantación de estos aparatos se podría realizar «en paralelo a las de la Part Baixa» ya que «al estar en terreno portuario, no será necesario pedir permiso a la Comissió de la Videovigilància».

Esta opción fue bien vista por parte de los locales que actualmente está en la zona portuaria. El presidente de la Associació d’Empresaris del Port, Josep Ferrando, considera que la instalación de los aparatos «permitirá que haya una mayor sensación de seguridad», y recordó que en las calles interiores del Port Esportiu «ya hay varios aparatos que están orientados hacia el mar».

El Port Esportiu abrió en 1997 y en su mejor época que llegó a concentrar a unos 12.000 clientes las noches de los jueves, viernes y sábados. Sin embargo, la crisis que ha sufrido la zona portuaria le ha llevado a no tener más de 2.000 usuarios, o sea, a ser una sexta parte de lo que fue. Además, en la actualidad sólo quedan abiertos siete de los 45 locales que había hace doce años.

Llevant: Efecto disuasivo

La tercera apuesta municipal será instalar unas seis cámaras en las entradas de las urbanizaciones de Llevant. «Serán videocámaras de tráfico que nos servirán para controlar los coches que entran y salen de cada núcleo» manifestó Castillo, quien afirmó que para poner en marcha estos aparatos «sólo será necesario el permiso municipal».

El nuevo presidente de la Federació de Veïns de Llevant, Francesc Potau, celebró la noticia, si bien espera que «no sea únicamente una propuesta electoral». El representante vecinal recordó que los residentes de la zona ya llevan «dos o tres años» reivindicando un mayor control policial.

«En Cala Romana, por ejemplo, la presencia de cámaras nos permitiría controlar mejor los episodios de cruising que sufrimos los vecinos», manifestó ayer el actual portavoz de la entidad que aglutina a los vecinos de la zona de Llevant.