En 2001, se instaló la primera cámara de videovigilancia en Barcelona. Y justamente se implantó en la plaza George Orwell para vigilar el tráfico de drogas.
Aunque no se erradicó el problema en ese punto, el éxito de este dispositivo parece probado a juzgar por el incremento de cámaras en la ciudad. En la actualidad existen 22 repartidas en varios barrios de Ciutat Vella y Nou Barris, pero no todo el mundo alaba su función.
"El problema de la videovigilancia es que sólo sirve para que la Justicia actúe a posteriori, no para atajar el problema", analiza la presidenta de la Asociación de Vecinos del Casc Antic, Teresa Pizarro.
FUENTE: www.adn.es